Con la llegada del invierno, es más importante que nunca proteger tus defensas y fortalecer tu sistema inmunológico. Tal vez hayas oído hablar acerca de la vitamina C liposomal, uno de los productos más destacados que deberías incluir en tu rutina durante los meses más fríos. Esta vitamina ayuda a reforzar la inmunidad, aclarar la piel opaca y mejorar los niveles de energía, especialmente en invierno.
No obstante, la vitamina C liposomal no es el único producto al que recurrir en esta época. Hay muchos otros suplementos que pueden promover tu salud durante el invierno.
Tal y como hemos avanzado en los primeros párrafos, la vitamina C es esencial para promover el mantenimiento saludable de la función inmunológica. Su uso es recomendable durante y después del ejercicio físico intenso, por lo que puede ser de gran utilidad para el entrenamiento en los meses invernales.
La vitamina C aporta otros beneficios para la salud, como la reducción del cansancio y la fatiga, la protección de las células frente al estrés oxidativo y el apoyo al metabolismo normal del hierro. Esta vitamina (o ácido ascórbico) es un antioxidante soluble en agua conocido por su potencial para reforzar el sistema inmunológico, gracias a sus propiedades antivirales.
En general, la vitamina C ayuda a proteger el cuerpo contra los radicales libres, convirtiéndola en una de las mejores vitaminas para la temporada de frío. Además, puedes incluirla en tu dieta fácilmente a través de alimentos como el brócoli, los cítricos y las fresas o mediante una suplementación segura.
Como bien saber, en invierno los días son más cortos y las horas de sol son escasas, esto significa que recibidos menor cantidad vitamina D que el resto del año. Además, la luz solar no suele ser tan potente durante estos meses, así que se recomienda tomar suplementos de vitamina D.
Se trata de una vitamina importante para el mantenimiento de los huesos y el funcionamiento muscular en condiciones normales. Además, la vitamina D interviene en el buen funcionamiento del sistema inmunológico. De hecho, en una investigación reciente se ha demostrado que un suplemento a base de vitamina D podría contribuir en la prevención de infecciones respiratorias graves, entre otros beneficios para la salud.
Todas las vitaminas B son importantes, pero la B6 contribuye especialmente al funcionamiento normal del sistema inmunológico, por lo que puede servir de gran ayuda durante la temporada de resfriados y gripe. Esta juega un papel esencial en la producción de linfocitos T, células protectoras que envían señales que controlan la respuesta del sistema inmunológico a las infecciones y enfermedades. Las personas con menos energía y más fatiga en los meses de invierno pueden aprovechar las propiedades beneficiosas de la vitamina B6.
Además, el trastorno afectivo estacional (TAE) puede causar sentimientos de desesperanza, lentitud y dificultades para concentrarse, algo habitual en invierno. Las vitaminas del complejo B regulan las vías bioquímicas y garantizan una función cognitiva adecuada, mientras que la B6 en particular afecta a los neurotransmisores del cerebro, ayudando a controlar el estado de ánimo y el funcionamiento mental.
Por lo tanto, las vitaminas B favorecen el mantenimiento regular de la función psicológica y ayudan a elevar el estado de ánimo en general. Concretamente, los suplementos con vitamina B6 son muy recomendables en invierno, ya que contribuye a mejorar la respuesta inmunológica.
Es un mineral que ayuda a fortalecer las defensas naturales del cuerpo, en particular contra las enfermedades y afecciones estacionales de la piel. Esto se debe a que el zinc desempeña un papel fundamental en la cicatrización de heridas y en el mantenimiento de la integridad de la piel. Asegurar niveles óptimos de zinc puede contribuir a una piel sana, previniendo problemas como la sequedad y el agrietamiento.
Por otra parte, el zinc es un mineral con capacidad para reforzar la inmunidad. No solo eso, ya que estamos ante un poderoso nutriente que también interviene en el sueño reparador y saludable, especialmente en aquellas personas con problemas para dormir bien o conciliar el sueño, un problema más habitual en los meses más fríos.
Asimismo, la actividad física aumenta la necesidad de zinc, que es esencial para nuestro sistema inmunitario, ya que favorece el crecimiento y protege las células del estrés oxidativo. Al tratarse de un mineral que nuestro cuerpo no produce, debemos obtenerlo a través de ciertos alimentos (ostras, semillas de calabaza, hígado, carne de res, pollo, etc.) o de la suplementación.
Los ácidos grasos que se encuentran en los omega-3 son cruciales durante todo el año, pero en los meses de invierno, cuando el aire es más frío y seco, garantizan que la piel se mantenga bien hidratada y elástica. Gracias a sus potentes propiedades antiinflamatorias, también son importantes para mantener a raya las afecciones cutáneas secas como el eczema, que a menudo puede agravarse durante el invierno.
Las investigaciones han demostrado que cuando se combinan con la vitamina D, ambos tienen una relación sinérgica, especialmente cuando se trata de regular los niveles de serotonina en el cerebro, lo que es importante para mejorar el estado de ánimo que muchas personas experimentan durante estos meses. Es más, el omega 3 ayuda a reforzar el sistema inmunológico.
Se trata de un mineral energizante necesario para producir hemoglobina, una parte importante de los glóbulos rojos. La hemoglobina transporta el oxígeno por todo el cuerpo y extrae energía de las fuentes de alimentos, por lo que, si te falta hierro, es probable que te sientas constantemente fatigado, con baja energía.
Debes saber que los niños y las mujeres embarazadas y menstruantes suelen tener niveles más bajos de hierro. Además, si ya sientes demasiado frío a principios de la temporada, puede que valga la pena controlar tu nivel de hierro, ya que los niveles bajos pueden obstaculizar la capacidad de tu cuerpo para generar, almacenar y difundir el calor.
A rasgos generales, el hierro ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga, favorece el transporte de oxígeno en el cuerpo y la formación de glóbulos rojos. En otro orden de cosas, este mineral está indicado para mejorar la respuesta inmunitaria, lo que significa que una deficiencia de hierro pueda hacer que seas más susceptible a las infecciones de cara al invierno.
El comienzo del invierno también se suele relacionar con las vacaciones de Navidad. Para mucha gente esta es una época maravillosa para pasar en familia, con amigos y celebrar varios festivos entre comida y regalos. Sin embargo, el invierno puede afectar tanto a tu salud física como mental, incluso durante las festividades. A continuación, te dejamos una serie de consejos que pueden servir para protegerte de los aspectos más negativos del invierno:
El invierno puede ser un buen momento para tomar chocolate caliente y sidra, pero no debes olvidar que el agua es la bebida más saludable en cualquier época del año. Si bien las bebidas calientes pueden ser excelentes para calentarse, recuerda mantener un equilibrio con al menos 8 vasos de agua por día. Esto permitirá que te mantengas hidratado y listo para combatir los gérmenes que pueda traer el invierno.
Además, beber suficiente agua cada día refuerza tu sistema inmunológico y te puede ayudar a combatir los virus. También puedes probar un suero natural a base de agua de mar oceánica, ideal para aportar un efecto revitalizante rápido para el cuerpo, tanto a nivel físico como mental. Este tipo de suplementos no deben sustituir una dieta variada ni la toma habitual de 8 vasos de agua diarios.
Las actividades navideñas y los eventos que se generan alrededor de estas fechas también pueden resultar estresantes. Es importante rodearse de gente que te aporte cosas positivas, sin dejar de disfrutar de la relajación. Descansa y no descuides el valor del sueño. Es importante mantener un horario habitual, aunque pueda ser más complicado en medio de tanta celebración y posibles viajes. Evita o limita el consumo de cafeína y alcohol, dejando a un lado también las siestas diurnas y las comidas copiosas antes de acostarte.
La falta de sueño puede debilitar el sistema inmunológico. Mantener un horario de sueño constante y dormir de siete a nueve horas por noche permite que el cuerpo se recupere y se proteja contra diversas enfermedades.
Dependiendo del lugar en el que vivas estos consejos pueden variar. Si las temperaturas bajan excesivamente durante el invierno en tu pueblo o ciudad es preferible usar gorros que cubran completamente las orejas, guantes adecuados y calcetines bien aislantes. También es aconsejable vestirse con varias capas de ropa, en lugar de un abrigo grande. Esto te puede proteger contra el viento, la nieve y la lluvia. Recuerda que, si tu ropa se moja, deberías cambiarla lo antes posible para no comprometer tu salud.
Por otra parte, es fundamental el cuidado de la piel contra el frío, por ejemplo, mantente al tanto de signos como piel enrojecida o pálida, hormigueo y entumecimiento. Busque ayuda de emergencia de inmediato si experimentas cualquier síntoma de hipotermia, temblores intensos, pérdida de coordinación o fatiga.
Al hilo de lo anterior, el clima frío puede disuadirte de continuar con tus rutinas de ejercicios. Es común dejar de lado estos hábitos durante esta temporada, pero recuerda que la actividad física regular puede mantener tu salud fuerte, tanto mental como físicamente. Si la temperatura es demasiado baja siempre puedes recurrir al deporte en interiores o incluso programar una rutina en tu hogar.
Si vas a salir a la calle para continuar con la práctica deportiva recuerda vestir adecuadamente. Demasiadas capas pueden hacer que te acalores, así que elige capas que puedan quitarse fácilmente. Los suplementos del ámbito de la nutrición deportiva también pueden ser una opción recomendable que puedes valorar visitando nuestro catálogo.
Mantener una higiene diaria es fundamental y una de las mejores formas de evitar enfermarse y propagar enfermedades invernales comunes, como los resfriados, es el lavado de manos. Los gérmenes se acumulan en casi todo lo que tocas, así que lávate las manos con frecuencia durante al menos 20 segundos, frotando todas las superficies y enjuagándolas bien. Una opción cada vez más extendida es la del uso de desinfectante a base de alcohol que se popularizó a raíz del Covid-19.
En otro orden de cosas, es importante cubrirse la boca y la nariz cuando toses o estornudas, es una regla que hemos aprendido desde pequeños, pero a veces se nos olvida su importancia para no contagiar a otras personas que están cerca.
Para terminar con los consejos más habituales del invierno, nos centramos en las consecuencias que puede tener el aire frío y la baja humedad. Los primeros síntomas se suelen reflejar en la piel, provocando sequedad y picazón.
Sin ir más lejos, puedes proteger tu piel usando bálsamo labial. Además, es conveniente utilizar un humidificador en tu habitación, limitar el tiempo que pasas en la ducha y aplicar una loción adecuada inmediatamente después de secarte.
El invierno trae consigo vientos fríos que pueden afectar nuestro sistema inmunológico. Mantener una dieta sana y equilibrada de forma constante puede ser un desafío en nuestra vida acelerada, lo que puede llevarnos a una posible falta de vitaminas y minerales esenciales. Si bien una dieta nutritiva sigue siendo la base, tomar vitaminas y suplementos puede ser una forma sencilla de ayudar a mantener fuerte tu sistema inmunológico.
De todos modos, a pesar de que una buena suplementación pueda ayudar a mejorar el mecanismo de defensa y combatir la tristeza invernal, es importante seguir una serie de pautas saludables. Una dieta equilibrada y nutritiva sigue siendo la fuente principal de nutrientes esenciales. Ante cualquier duda debes consultar con tu médico para abordar las deficiencias y determinar la dosis adecuada adaptada a tus necesidades.
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